Aula de Palabras

Aula de Palabras
La magia de leer en aulas fantásticas
Este Blog intenta ser un espacio para compartir experiencias y reflexiones en torno a la Lengua y la Literatura y su función educativa sistemática y asistemática.
Las palabras nos muestran, dan cuenta de la configuración de nuestro mundo íntimo y público.
El lenguaje y el arte literario constituyen armas poderosas de formación educativa para la sociedad.



domingo, 23 de mayo de 2010

De libros y especialistas



LOS AGUJEROS NEGROS de Yolanda Reyes.


(Reseña)




"Desde que sus padres murieron, Juan no ha vuelto a San Juan del Sumapaz, pero aún guarda algunos recuerdos de ese lugar al que solían llevarlo a pasear cuando era muy pequeño: la alfombra de musgo, la quebrada, el bosque de niebla... Y también los agujeros negros, algo que no lo deja dormir tranquilo desde la noche en que vio a sus padres por última vez."
Una nueva edición de Los agujeros negros, originalmente publicado por Alfaguara y UNICEF en la Colección de los Derechos del Niño, en 2000.
Fuente: http://www.alfaguarainfantil.com.ar/alfaguara/albumlibro.asp?id=626



¿QUIÉN ES YOLANDA REYES?

Yolanda Reyes es colombiana, nació en Bucaramanga, en 1959. Licenciada en Ciencias de la Educación con especialización en Literatura, realizó estudios de postgrado en Lengua y Literatura Española.
Es fundadora y directora de Espantapájaros Taller, una librería que con el tiempo se volvió un proyecto cultural de formación de lectores dirigido a niños y mediadores adultos.
En Espantapájaros, Yolanda Reyes lleva adelante muchos programas en los que se promueven espacios de lectura para los niños desde la cuna. Manifiesta la escritora que en la primera infancia es cuando suceden las dos cosas más importantes, en términos de lenguaje: aprendemos a hablar, y antes de hablar aprendemos a comunicarnos.Se da todo el cableado y toda la estructura para tener una comunicación con otros seres humanos, y aprendemos a leer y escribir. Todo eso nos pasa más o menos antes de los seis años. Hasta hace poco la escuela tomaba el tema de la lectura recién a partir de los seis. Sin embargo, la historia del ser humano como sujeto del lenguaje se inicia antes del nacimiento.
Estos testimonios se pueden leer en una entrevista que le otorgó al Portal Educ ar

Fuente: http://portal.educ.ar/noticias/entrevistas/post-7.php (consultada el 23 de mayo de 2010)




sábado, 22 de mayo de 2010

Los Nadies de Eduardo Galeano




Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

"El mundo" de Eduardo Galeano



Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.—El mundo es eso —reveló—. Un montón de gente, un mar de fueguitos.Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.


El libro de los abrazos